miércoles, 25 de junio de 2014

Dulce Catalunya: Historia Parte I

Llevaba tiempo queriendo hacer esta entrada y hoy, por fin, me dedico a ello. Servirá tanto para usarla yo mismo como respuesta en mis discusiones para no tener que repetir siempre lo mismo - que ya cansa - y para vosotros, en caso de que queráis hacer lo mismo y estéis de acuerdo con lo que expondré en esta ocasión.

Como todos sabemos, Catalunya actualmente es noticia por el proceso soberanista que capitanea Artur Mas. Poco se sabe fuera de Catalunya, y menos de España, de lo que entraña este movimiento así que seré más claro que el agua de la montaña: es una completa farsa y manipulación política. Se fundamenta, sobre todo, en tres pilares: mentiras históricas, mentiras económicas y manipulación identitaria, las 3 aderezadas con un poco de lobotomización y aborregamiento... bueno, igual es mucho más que un poco. Eso os lo dejo a vuestro juicio. En esta entrada, trataré el aspecto histórico para rebatir todas las mentiras, falacias y tegiversaciones que hacen los separatistas. Esto lo hago así porque, si incluyese las otras dos partes que pienso escribir, daría como resultado un post demasiado extenso y pesado para leer.

 Desde la más tierna infancia, a los niños de primaria catalanes se les inculca un nacionalismo que nada tiene que ver con el de antaño, que pretendía revivir las expresiones culturales del territorio de donde era. El que se les enseña es uno que se apoya en el odio, la demagogia y la tegiversación, tres términos que usaré mucho aquí. Cosas como "el deseo de libertad", "la opresión española", "la corona catalanoaragonesa"... Pasemos a rebatir estas falacias:

Cataluña perteneció a Hispania e incluso a la Hispania fenicia (800 a.C).Con la llegada de los visigodos, Barcelona se convierte en la capital de la Hispania visigoda y, posteriormente, fue la capital del primer proceso hispánico frente a la invasión arábica. Barcelona y Gerona formaron parte de la Marca Hispánica.
En el siglo XII, ya se denominaba a España como tal, ojo: GEOGRÁFICAMENTE, no políticamente, pese a que gran parte del territorio estuviese bajo dominio musulmán. El Condado de Barcelona y el restante territorio catalán también estaban incluídos, lo cual desmiente la famosa falacia que usan los separatistas cuando dicen que Catalunya "existió" antes que España, cosa que tampoco tendría mucho sentido para hablar de nación o no nación. Cabe destacar la frase de Jaume I de Aragón: "Barones, ya podemos marcharnos. Hoy a lo menos hemos dejado bien puesto el honor de España". Año 1271.

Después, vino la unión de Aragón y Castilla y el resto ya nos lo sabemos todos (espero). Sabiendo esto, me parece totalmente surrealista que algunos separatistas afirmen que CAT (para abreviar) fue independiente antes de la guerra de sucesión. Para ver un momento en el que QUIZÁS podamos hablar de CAT independiente, tenemos que remontarnos a los tiempos del conde Ramón Borrel II (972-1017) que incluso dotó de moneda al condado hasta que éste se fusiona con la Corona. Sin embargo, la desvinculación total del Imperio Franco no llega hasta 1258, siglo en el cual se empieza a usar la palabra Catalunya como tal. Para no extenderme más aquí, aconsejo que leáis este artículo http://mitosnacionalismocatalan.blogspot.com.es/p/instituciones-catalanas-nacion-o.html

Por supuesto, la falacia de las cortes catalanas no cuela. Eso no hace que un territorio sea nación ni mucho menos, ni en el sentido actual de la palabra ni en el clásico. Por cierto, que otra falsedad más de los separatistas, pues las cortes más antiguas del mundo fueron las de León: http://www.lacronicadeleon.es/2013/06/19/leon/las-de-1188-en-leon-son-ya-las-primeras-cortes-para-todo-el-mundo-186661.htm
¿A qué a cualquiera con dos dedos de frente le parecería de risa que ahora mismo yo dijera que León es una nación por este hecho? Y que conste que esto no es de lo peor. Estamos sólo en la punta del iceberg.

La corona catalano-aragonesa, término tan extendido, es una acuñación por parte de los separatistas. No hay ningún documento real de ningún rey aragonés en que firme como rey de la corona catalanoaragonesa, sino como rey de la corona aragonesa. Tampoco en ningún libro de rigor aparece dicho término. Sin embargo, la Generalitat en su página web no ha dudado en añadirlo junto al esperpento que tienen en la sección de Historia para intentar justificar su proceso independentista con mentiras históricas. También aparece en libros de texto e, incluso, afirman que Catalunya es un país. Cojonudo, ¿no? Pues he aquí las pruebas:

 


Cabe destacar que esta gente no conoce lo que significa "nación". Repiten como loros que Catalunya lo es sin tener ni zorra idea. Antiguamente, una nación era, simplemente, el lugar de origen de alguien. Hoy día, su significado es más ambiguo: designa un conjunto de territorios que comparten unas características a nivel cultural y que poseen una Historia estrechamente vinculada. Toda Catalunya cumple esto pero vaya, resulta que Catalunya también lo cumple con el resto de España e incluso podríamos decir que ocurre lo mismo con toda la Península Ibérica. ¿Son España y Portugal una sola nación, entonces? No lo sé ni me importa, pues considero que al ser la palabra nación muy ambigua, cada uno la puede interpretar como quiera.
Saltémonos la Edad Media. Durante el siglo XVI la población catalana experimenta un notable crecimiento. En esta época hubo una considerable armonía. Un poco antes, se produce la revuelta de los segadores. El Conde Duque de Olivares propuso la unificación de todos los territorios de la Península (excepto Portugal, claro). Aragón y Valencia aceptaron, pero en Catalunya la aristocracia no lo veía tan claro. En 1635, en el contexto de la Guerra de los Treinta Años, estalló la guerra con la Francia de Richelieu, ante lo que Olivares insistió en la aportación catalana de hombres y dinero, a lo que la Diputación de Cataluña se opuso. El valido se quejó de la indolencia del Principado en la defensa del territorio frente a la amenaza francesa, e incluso el Consejo de Ciento se opuso en un principio a enviar tropas para socorrer su propio territorio, a la Cataluña transpirinaica, lo que hoy es el Rosellón. 

Tras unos años calamitosos de peste y malas cosechas, los problemas causados por el alojamiento y el pillaje de los ejércitos reales que tuvieron que ser enviados contra los franceses que habían atacado por el Rosellón en junio de 1639 tras su derrota en Fuenterrabía, provocaron el enfrentamiento y la revuelta en el verano de 1640. Los catalanes se levantaron al grito de “Visca el rei d´Espanya i muiren els traidors!”. Curioso, ¿no? 
Un testimonio esencial para conocer lo sucedido en aquel tiempo es el de Francisco Manuel de Melo, general portugués al servicio de Felipe IV que fue protagonista directo de los hechos. En las memorias que escribió sobre la guerra de 1640 recogió, con gran simpatía hacia los civiles catalanes y crítica hacia la soldadesca, los diversos hechos que fueron agravando la situación. Uno de los motivos por los que los naturales experimentaron rechazo hacia los soldados, aparte de los desmanes cometidos en materia de alojamiento y pillajes, fue la percepción de muchos de ellos como extranjeros y herejes:

“Contenía el campo católico, además de los tercios españoles, algunos regimientos de naciones extranjeras, venidos de Nápoles, Módena e Irlanda, los cuales no sólo constan de hombres naturales, mas entre ellos se introducen siempre muchos de provincias y religiones diversas: los trajes, lengua y costumbres diferentes de los españoles, no tanto los hacía reputar por extraños en la patria, sino también en la ley: este error platicado en el vulgo del vino a extenderse de tal suerte, que casi todos eran tenidos por herejes y contrarios a la Iglesia”.

El clima de desconfianza y enfrentamiento entre población y los soldados enturbió aún más las ya muy difíciles relaciones entre las instituciones del Principado y la Corona a causa de los intentos de ésta por uniformar administración, impuestos y levas, hasta extremo del ofrecimiento por la Diputación de Cataluña al rey francés Luis XIII del título de Conde de Barcelona. 

Pero hemos de detenernos brevemente en el Corpus de Sangre, episodio esencial de la mitología nacionalista.

Ya con los ánimos desatados y la autoridad real, representada por el virrey Conde de Santa Coloma, los acontecimientos se precipitaron. Existía en Barcelona la tradición de que el día del Corpus Christi bajasen a la ciudad los segadores de las comarcas vecinas, lo cual sucedió este año de 1640 en unas circunstancias de desorden que se agravaron por la llegada de multitud de campesinos.

De nuevo, seguimos el testimonio de Francisco. Es preciso señalar que, lejos de ser un observador profelipista o simplemente neutral, el portugués manifestó su simpatía por la causa de los rebeldes y en contra de las armas a las que él mismo estaba sirviendo. Relata de este modo la llegada de los segadores en Barcelona:

“Había entrado el mes de junio, en el cual por uso antiguo de la provincia acostumbran bajar de toda la montaña hacia Barcelona muchos segadores, la mayor parte hombres disolutos y atrevidos, que lo más del año viven desordenadamente sin casa, oficio o habitación cierta: causan de ordinario movimientos e inquietud en los lugares donde los reciben (…) temían las personas de buen ánimo su llegada, juzgando que las materias presentes podrían dar ocasión a su atrevimiento en prejuicio del sosiego público”.

Continúa Melo describiendo el comienzo del enfrentamiento con las tropas reales:

“Señalábase entre todos los sediciosos uno de los segadores, hombre facineroso y terrible, al cual queriendo prender por haberle conocido un ministro inferior de la justicia (…) resultó de esta contienda ruido entre los dos: quedó herido el segador, a quien ya socorría gran parte de los suyos. Esforzábase más y más uno y otro partido, empero siempre ventajoso el de los segadores. Entonces alguno de los soldados de milicia que guardaban el palacio del virrey tiraron hacia el tumulto, dando a todos más ocasión que remedio”.

Tras la generalización de los desórdenes, los segadores se dieron al saqueo:

“A este tiempo vagaba por la ciudad un confusísimo rumor de armas y voces; cada casa representaba un espectáculo, muchas se ardían, muchas se arruinaban, a todas se perdía el respeto y se atrevía la furia: olvidábase el sagrado de los templos, la clausura e inmunidad de las religiones fue patente al atrevimiento de los homicidas”.

Continúa Melo relatando que a los soldados y funcionarios castellanos se los mataba y despedazaba, y a los propios barceloneses se les asesinaba bajo acusación de traidores por no apoyar la revuelta y ayudar a los soldados.

“Fueron rotas cárceles, cobrando no sólo la libertad, mas autoridad los delincuentes”.

Finalmente, las turbas dieron muerte al virrey Dalmau de Queralt, conde de Santa Coloma, al intentar embarcar para escapar de los amotinados, y continuaron el saqueo. Con el trasfondo de los desórdenes antigubernamentales, la revuelta evidenció un componente de revolución social contra la burguesía y aristocracia dominantes y de anárquica venganza de revoltosos y delincuentes, que se afanaron en asesinar a agentes de la justicia. El principal caudillo de los violentos acontecimientos fue Rafael Goday, escapado pocas semanas antes de la cárcel en la que se hallaba pendiente de ejecución. Otro de los cabecillas fue Sebastián Estralau, también forajido y exgaleote.

Ésta fue la revuelta de los segadores, episodio idealizado por el nacionalismo catalán como si se hubiese tratado de un alzamiento nacional y en el que se inspira el que denominan himno nacional catalán, de reciente creación y enseñado a los niños en los colegios de Cataluña.

En una Historia de Cataluña aparecida hace pocos años, de no oculta inspiración nacionalista, los autores recuerdan el carácter de la revuelta de 1640:

El rey, la religión, Dios y el país permanecieron intocables a todas las proclamas de la revuelta. Ninguno de los resortes tradicionales fueron puestos en duda: “Viva el rey y muerna los traidores”, “Viva la fe y mueran los traidores y el mal gobierno”, eran consignas que no permitían ninguna clase de dudas”. 
J.Nadal i Farreras & P.Wolf, Historia de Cataluña, Ed. Oikos-Tau, Barcelona 1992, pág. 318. 
(Texto extraído de 
http://elprincipatdecatalunya.blogspot.com.es/2009/12/1640-guerra-con-francia-los-segadores-y.html )

Este hecho histórico produjo la separación del Rosellón, actual Francia, del resto de Catalunya. Asimismo, Felipe VI cede Conflent, Vallespir y una parte de Cerdaña, para aliviar el conflicto. Para más información, os invito a leer el link del párrafo anterior y este artículo, donde un padre expone lo que ha visto en un libro de primaria de su hija http://jardindehipotesis.blogspot.com.es/2014/05/historia-manipulacion-ignorancia.html?m=1

Sin más, aquí me despido, mientras sigo preparando el resto de posts sobre este tema que tanta importancia tiene como ya veremos más adelante. Un saludo a todos y si creéis que debo editar algo, decidlo en los comentarios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario